Once Lunas llevo en este mágico lugar.
He estado a punto de morir muchas veces pero está me ha hecho transmutar. La primera vez que estuve próximo a la expiración fue a los dos años cuando me lancé a la piscina creyéndome pez, recuerdo perfectamente la sensación extraña de paz que tenía sumergido en el fondo del agua observando elevarse mis últimas burbujas de vida. La última fue hace once días cuando casi muero congelado. Esta última experiencia cercana a la muerte me ha transformado por dentro. Mis capas de ego, miedos e inseguridades parecieron haberse congelado el día que llegué a esta cueva y en el momento que caí descalzo rendido a la vida, precipitándome al suelo, mi cuerpo en esa caída se transformó en una figura de cristal que se hizo añicos al golpearse contra la tierra. Sólo quedo mi esencia, llena de luz, amor y calor.
Sofía ha sido mi salvadora. Sólo un ser tan mágico como ella puede dar vida a este inhóspito continente. La vida de Sofía es muy especial, sublime, tiene setenta y ocho años de edad pero su sabiduría es milenaria. Nació en Australia, de familia aborigen, allí aprendió a comprender y leer el universo. Recuerda con nostalgia su infancia, a veces le vuelve a la memoria el perfume materno del pecho de su madre y su dulce voz cantando nanas para dormirse, me confiesa que sigue cantando esas nanas cuando se va a la cama. Un día a los veinte años decidió irse del continente para descubrir en profundidad su mundo interior. Después de un largo periplo acabó en el Tíbet en el que estuvo aislada del mundo durante diecisiete años en un monasterio perdido en las montañas. Un Lama llamado Tupjuk fue su maestro, por supuesto nadie sabe que ha sido la primera mujer discípula de un Lama. Allí aprendió todo sobre el Ser y la Consciencia, para luego desaprenderlo todo. Una mañana cualquiera, en el valle más recóndito del Tíbet, sentada en la orilla de un río encontró la iluminación. Aquel día floreció bajos sus pies la flor más bella que ha podido existir, los monjes que ahí estaban llamaron a la flor Anasus, la bella flor despareció en el mismo instante que la pusieron nombre. Curioso.
En una de sus meditaciones se comunicó mediante la energía con un Chamán de Perú que la invito telepáticamente a su aldea cerca del Machu Pichu. Abandonó entonces su vida en el Tíbet para proseguir su camino de aprendizaje, su destino. Tardó tres años en llegar, a lo largo de su viaje fue descubriendo las maravillas del planeta, hasta que un día de lluvia se presentó frente al Chamán. Con él aprendió a leer las estrellas y conoció el poder curativo de las plantas, ya no recuerda cuantos años estuvo en aquella selva, pero me revela que fueron maravillosos. Continuó viajando por el mundo y ayudando a toda persona que lo necesitara hasta que un día bajo la sombra de un cedro, en Canadá, sintió la señal de su esencia, su intuición, que la decía que debía venir a esta cueva y esperar. Lleva esperándome dos años, ya que dice que yo soy la respuesta que esperaba. Desde que pisé la Antártida me confiesa que había sentido mi presencia con fuerza. Me ha salvado la vida.
Es una mujer Mágica, en once días me ha enseñado, inculcado que somos Amor Incondicional. Cada ser de vida en este Universo posee en su interior la misma esencia, que es compartida. El Amor.
Para mi joven mente es inexplicable que una sensación la haya hecho venir hasta aquí, llenarla de paciencia hasta el momento en el que me ve aparecer y salvarme la vida. Ella sonríe y me dice que no puedo dejar que la mente comprenda lo que nace del corazón. Solo debo confiar en el Universo, desde el amor. Confía en el Universo.
Ahora ya lo sé.
Sofía, llena de sabiduría, me ha enseñado tantas cosas en estas once Lunas que es incomprensible. Me ha liberado de una venda que cubría mis ojos. Me ha ayudado a reencontrarme con mi esencia, con el amor Universal. Me ha enseñado que la vida solo pasa en este instante, en el ahora, que no existe otro momento real que lo que justamente está ocurriendo. Me ha educado en la importancia de la Verdad. Me ha hecho comprender que los miedos y todas las emociones que se alejan de la paz y del amor son producto de la mente. Me ha instruido a saber reconocer cuando es mi esencia la que experimenta o la “egomente”, como ella la llama. Once días he tardado en despertar, ahora este Despertar conlleva un viaje y un aprendizaje que durará toda la vida con el propósito de mantener a tu “egomente” bajo tu responsabilidad y control, y no al contrario.
Disfruto de mi última contemplación en la boca de la cueva antes de partir. Observo desde esta altura la visión amplia de una llanura congelada. La luz del ocaso de la mañana comienza a iluminar la montaña donde nos encontramos, el Sol debe estar a punto de salir. Sofía se encuentra a mi lado, quieta, inmóvil, solamente su presencia en estado de meditación crea una paz que cubre toda la montaña. Este ha sido nuestro ritual todas las mañanas desde que la conozco, dar los buenos días al Sol con una sonrisa liviana. Respiramos cada presencia energética que nos rodea, en cada inspiración recibimos la energía y en cada exhalación regalamos amor al universo. Nos despedimos de este lugar.
Ya tenemos todo preparado, ella ha terminado su propósito aquí. Ahora soy yo el que debe llevarla de vuelta al continente Sudamericano sana y salva. Sus pocas pertenencias caben en una bolsa hecha de piel de lobo. Acomodo todo en el trineo y nos ponemos rumbo a la base Rusa. Según las observaciones de Sofía, estamos a seis horas de la base. Mi nueva amiga habla poco pero es muy fácil sentirla.
El día es soleado, no hay ninguna nube y el viento es nulo. ¿Estaremos protegidos por alguna energía que desconozco? Aprovecho el viaje para hablarle de Ella, la cuento como nos conocimos, todas las aventuras que compartimos y la confieso que la echo de menos y que me gustaría haber hecho este viaje con ella.
—Recuerda que solo existe el momento presente y que para llegar a esta conclusión has tenido que experimentar todo este viaje de sensaciones. Lo importante es que has tomado consciencia. El viaje ya está en ti. No dejes que tu mente construya castillos de papel. Es inútil. Recuerda que tú estás haciendo tu viaje y ella el suyo. Que para vivir plenamente debemos soltar y soltar significa que las cosas ya no serán como antes. Las personas cambian, los momentos cambian. Acepta la realidad. Asume tu papel en esta realidad neutra desde lo más profundo de tu esencia. No juzgues. Sé amor a partir de ahora y te mantendrás en paz. Te aseguro que el universo te mostrará el camino si estás dispuesto a confiar y escuchar, olvida todos esos recuerdos que te apartan del presente y atrévete a crear nuevas sensaciones a cada instante—sentenció.
Seguimos caminado…